3/08/2015

50 ECZEMAS DE PIEL

No soy Grey, ni pretendo serlo. Pero sin haber leído ni una línea del libro creo que hasta me sé el argumento. Digo esto porque he visto la película basada en el mismo. Pero que no te extrañe, no he pagado por ello. Simplemente soluciones alternativas en la red para saciar esa "curiosidad" y que, según la persona que estaba al lado, para nada es lo que ella leyó.

No se ha hablado de otra cosa últimamente. Hasta diría que los Oscars han quedado relegados a un segundo plano durante estos días ante la expectación del estreno de una película que ha colapsado salas de cine en todo el mundo. Una historia que hace humedales entre todas aquellas que han disfrutado de sus párrafos como si nunca otra cosa hubiera deseado jamás. Juegos y deseos casi oscuros que pueden lastimar si no se hacen bien (incluso bien hechos, diría yo). Está claro que para gustos... colores (o látigos). No se puede juzgar a nadie por lo que aparente. Hasta la persona más normal (en este caso un hombre bien vestido, de alto standing y grandes negocios) esconde gustos turbios y dispares. Y lo mismo podrías pensar de cualquiera por la calle al que no aprecias más que lo que lleva puesto. ¿Pero que hay detrás de sus prendas?

Ya hablábamos hace tiempo del esconderse y no mostrarse tal cual uno es. El simplemente hecho de avergonzarnos por cómo es nuestro cuerpo. Altos, bajos, gordos, flacos, perfectos (no existen), imperfectos (la mayoría)... o, en nuestro caso, con pequeños o grandes eczemas. Todas las pieles son delicadas y nadie se libra de una rojez, lunares complicados, sequedades, faltas de pigmentación... etc, por lo que debemos entenderlo y tener cuidado con nosotros mismo y nuestros vecinos sin tener que firmar ningún contrato de confidencialidad ocultando al mundo un problema que puede ser de lo más normal.



Quizás esta publicación sea un poco a la ligera, pero tras haber visualizado la película de marras, me ha hecho cavilar cómo alguien puede llegar a lastimarse y sentir placer cuando hay mucha gente que, como yo, ya nos cuesta tener cuidado con nuestro cuerpo como para castigarlo y crearle rasguños, cicatrices e incluso sangrados. No debemos jugar a dominantes y sumisos, sino ser dominantes de nosotros mismos y entender a nuestra piel sin flagelarla ni someterla a torturas. Y no solo en cuanto a nuestra piel, sino todo aquel problema que tengamos, simplemente afrontarlo y aprender a convivir con ello.


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