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6/08/2014

LAS PRUEBAS

Hola de nuevo.

Como ya os he comentado en el post anterior, mi cuerpo es un misterio que esconde un sinfín de rarezas que a día de hoy son difíciles de explicar para la medicina que todos conocemos actualmente.

Seguimos donde lo habíamos dejado. Mis alergias.

Volviendo un poco la vista atrás (casi 10 años), cabe mencionar un dato curioso, casi anecdótico. A la edad de 11 años, aproximadamente, en una boda y tras probar el postre empiezo a encontrarme mal. Los labios hinchan y me falta el aire. Finalmente, al vomitar, se me pasa todo. Mientras mi madre achacaba ese malestar a mi nerviosismo por ser la boda de quien era, otros familiares sorteaban en el menú los alimentos por si alguno me había hecho reacción. Pero no había nada fuera de lo normal. Lo típico: marisco, pescado, carne y tarta. Cualquier ingrediente fue hasta el momento comido sin problema alguno. Lo primero que piensas es en el marisco, por el hecho de haber mucha gente con esa alergia (más adelante comentaré sobre este alimento). Pero resultaba raro que el primer plato me hiciera reacción a las 3 horas. Después de pensar y pensar, una prima comentó que un amigo suyo era alérgico al kiwi, pero parecía casi imposible que después de haber comido esa fruta toda la vida. Pues efectivamente, un helado de kiwi.
Tras llevar este inofensivo y peludo fruto a Alergias y hacerme las pruebas, se confirmaron las sospechas: ALÉRGICO! Se apresuraron a decirme que tuviese mucho cuidado, ya que la alergia era tal que podría provocarme la muerte. "Menos mal que es un alimento poco frecuente en mi día a día" pensé. (No se consuela el que no quiere).

A partir de ahí poco más pasó en ese aspecto (sin olvidarnos de la dermatitis). Pero volvamos a situarnos donde lo dejamos en el post anterior, en los pasillos de Alergología ferrolanos.

Numerosas pruebas alérgicas y análisis de sangre para medir la IgE (inmunoglobulina encargada de tolerar alimentos, por así decirlo). Esta suele situarse en unos valores entre 400 y 500, según me explica la doctora a la cual respeto y admiro por cómo ha tratado el tema conmigo. Casualmente en mis análisis el baremo pasa de los 5000 puntos, lo que hace que se disparen en las pruebas alimentos como la leche, el cacahuete, la piña (por cercanía al kiwi), el trigo o el arroz, aunque yo no note nada al comerlos. (No obstante, estos datos se contradecían en varios análisis).

A pesar de intentar evitar esas comidas, y analítica tras analítica, los datos se disparan hasta superar los 9000 puntos de IgE. Ni que fuese una bomba de relojería a punto de reventar.

Esto que comento y resumo en un par de párrafos supuso al menos 4 años de ensayo-error con mi estómago. Un calvario. Pero después de todo, comentaré más adelante la importancia de la alimentación indistintamente de lo alérgico que pueda ser un alimento.

Espero que hayáis tenido un buen fin de semana. Gracias por leer esto y, a empezar con ganas el lunes.