1/28/2015

CONCILIACIÓN DEL SUEÑO

Miro el reloj de mi mesa de noche y veo que son las 02:00 am. Bueno, me quedan seis horas para poder descansar algo. Vamos a ello.
Vuelvo a mirar el reloj, y ya ha dado otra vuelta. Son las 03:00 am y todavía no consigo dormirme. Qué desesperación, por dios. Me quedan cinco horas. Venga, cambia de postura, cierra los ojos y ya.
Vuelta para un lado, vuelta para el otro, boca arriba, boca abajo, estirado, encogido... se me acaban las opciones para buscar una posición cómoda con la que dormirme.
Estiro el brazo para alcanzar el despertador y, mientras lo acerco, mantengo la esperanza de que como mucho hayan pasado quince minutos. Mierda! Ya son las 04:15 horas y no me duermo! Cada vez queda menos tiempo para que el despertador suene y, sumado a ese pensamiento desesperante, empiezan los picores. Estrés modo on.

¿Quien no ha tenido una noche así? Por desgracia, creo que todo el mundo. A no ser que seas de ese núcleo de la sociedad que no sufre preocupación alguna y duerme como un tronco y a pierna suelta (voy a evitar el humor negro). Total, que cualquiera puede tener una mala noche, pero para la sociedad perteneciente a mi núcleo, el grupo atópico, solemos tener muchas veladas así. Picores, incomodidades, vueltas y revueltas, rasca aquí, rasca allá, aumenta el nerviosismo, quieres dormir ya, vuelves a rascar... un sinfín de quehaceres bajo las sábanas que desencadenan malestar durante toda la noche.
Intentas poner soluciones y calientas un poco de agua para hacerte una infusión, o tomas una pastilla para ver si hace efecto y caes redondo. Normalmente funciona, pero tarde. Quiero decir que si consigues dormir, por lo general suele ser a altas horas (a partir de las cuatro de la mañana) y escaso es el descanso si tu día empieza en torno a las 07.30 - 08:00 am.
Pita ese dichoso aparato con su pipipipí pipipipí y no lo puedes creer. "Si sólo he podido dormir tres horas!!!" Y así empiezas tu día, con ojeras. Lo malo es que no por pasar una mala noche puedes dormir la siguiente. Si no que eres capaz de arrastrar días sin dormir como debieres.

En mi punto álgido de insomnio (exactamente hace dos diciembres) llegué a solicitarle al dermatólogo algún remedio que me tumbara, directamente. Pues el picor y el malestar general acusado por el cansancio no me dejaban ser persona.

Y fue entonces cuando empezó el principio del fin del insomnio. Una metamorfosis cutánea que has ido siguiendo y que ha conseguido hacerme descansar con el paso del tiempo. Me fui adaptando a los cambios sufridos y añadiendo rutinas alimentarias que favorecieron todo esto. Tales como cenar ligero y beber infusiones de cola de caballo y melisa (mezcladas o por separado) para inducir al cuerpo a un estado de relajación. Parece todo muy "hierbas" (como aquel famoso personaje de Aquí no hay quien viva) pero una vez lo tienes como hábito no es difícil sentirse bien y relajado.

Pues bien, a día de hoy lejos quedan esas noches eternas y desesperantes. Ahora concilio el sueño de la manera más natural posible (lo cual no implica que haya noches interminables).

Otra opción para poder relajar el cuerpo es la práctica de ejercicio. Algo tan simple como coger hábitos de andar/caminar/jogging/footing/LlámaleComoQuieras ayuda a descargar tensiones acumuladas. O practicar yoga, pilates, natación... ejercicios que obligan a funcionar a todo tu cuerpo. Pero este apartado me lo reservo para una nueva entrada.

De momento te invito a obligarte a moverte y a descansar como te mereces. Felices sueños.



No hay comentarios:

Publicar un comentario